sábado, 13 de agosto de 2016

El viaje que nadie esperaba

Lizly Guerra Luzanilla

Salimos de la escuela rumbo a Ensenada a las 5:21 horas de la madrugada. Yo me senté en el camión con mi compañera Valeria y platicamos en el camino, junto con Jessy y otros amigos.

Al llegar al CICESE (significa: Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada) subimos a una plática con el doctor José Antonio Vidal Villegas, que está especializado en sismología. Él nos habló sobre sismos y tsunamis.

Nos explicó que una falla geológica es una fractura en una masa rocosa, a lo largo de la cual se producen desplazamientos de los bloques originales. También nos explicó cómo se forma la falla: es el resultado de esfuerzos (fuerza por unidad de área) que actúan sobre una masa rocosa; cuando se rebasa el límite elástico se produce una falla.

En un sismo hay varios puntos involucrados, que son: el homocentro, el epicentro, el sismógrafo y la superficie.

El tsunami es una serie de ondas marinas de longitud de onda extremadamente grande. La longitud de onda: amplitud de onda, profundidad del agua.

Nos platicó que hay tres tipos de onda diferentes y son las siguientes: onda p = primaria, onda s = secundaria y onda L = Love.

Después que nos dijo esto nos pidió que hiciéramos varios experimentos en nuestra casa. 

También nos hablaron sobre el programa Pelícano, que promueve y apoya la enseñanza de la ciencia desde la educación preescolar hasta el nivel de bachillerato, así como la trasmisión del conocimiento científico a la sociedad de Baja California, mediante la oferta de actividades interactivas y pláticas a niños, jóvenes y a toda la ciudadanía sobre la ciencia y a la tecnología.

Este programa está formado por estudiantes que hacen su servicio social y por tres personas que los supervisan.

El CICESE tiene departamentos como: Física Aplicada, Oceanología, laboratorios de Germoplasma, Ecocultura y Comunicaciones.

Después, del CICESE nos trasladamos al Valle de Guadalupe, donde fuimos a la vinícola L.A. Cetto. Ahí nos enseñaron los jardines y todo el proceso del vino, tanto el blanco como el tinto. Nos enseñaron dónde se guarda y embotella, y nos contaron la historia: Ángelo Cetto llegó a Tijuana en 1911 y en 1920 se formó esta vinícola. L. A. significa Luis Augusto, el nombre del actual dueño.

Al terminar el pequeño recorrido que dimos por la vinícola nos dirigimos a La Casa de Doña Lupe, donde comimos pizza tipo italiana, la cual se me hizo rica. Nos tuvimos que retirar por unos incidentes que hubo en ese lugar, como guerra de comida y que alumnos orinaron en botes de basura.

De vuelta en el camión nos detuvimos por que el otro camión se descompuso, y duramos ahí como una hora. 

El regreso se me hizo cómodo, y aunque me tomaron fotos dormida con un compañero, pues regresamos con bien y salud.

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