martes, 2 de enero de 2018

La historia de lo que nos hace falta a muchos


Jesús David Gutiérrez Ham

La autora Elsa Bornemann nos narra una historia titulada “Me hace falta”, en forma de una carta, a través de un niño como personaje, quien externa lo que siente y necesita de su padre. Lo dice de una manera sutil y madura, ya tiene la valentía de manifestar de lo que carece, aunque haya sido educado de una manera en la que se considera que entre hombres no se pueden abrazar, ni dar un beso de padre a hijo. 

En el cuento se puede apreciar que el personaje principal es el niño, pues es el remitente de la carta; además, es  quien relata toda la historia desde su punto de vista. En tanto, el padre es un personaje secundario, porque es a quien está dirigida la carta. La madre también es un personaje secundario, porque se menciona unas de sus opiniones que le dio a su hijo, que se ven reflejadas en la misiva. Las hermanas son personajes ambientales, porque no muestran características propias. 

El ambiente donde se desarrolla la historia es la casa familiar: el padre está estresado por no encontrar trabajo, la madre trata de hacer comprender al hijo el porqué de la actitud del padre, y las hermanas (Ariela y las dos mellizas) aún son muy jóvenes para comprender la situación que plantea y describe el niño: 
A punto de cumplir los cuatro –entonces– estrené mi propio cuarto, este mismo en el que ahora te estoy escribiendo mientras oigo jugar a las nenas en su habitación, pegada a la mía.
Al principio de la obra se perciben la tensión y la tristeza que siente el pequeño; mientras va desarrollando su punto de vista en la carta, se van mostrando su felicidad y su anhelo de relacionarse mejor con su padre.

El cuento es relatado por un narrador personaje, ya que es escrito en primera persona; el niño es el narrador de la historia, porque es él quien escribe la carta: “Lo que yo siento es que sos injusto –eso– al privarme de algo que también necesito, como mis hermanitas”.

Mientras leemos el texto podemos apreciar las funciones de la lengua, tanto emotiva como poética: 
  • “…el que por fin me haya animado a contarte lo que me hace falta de vos, lo que siempre espero –inútilmente– y no recibo”. En este ejemplo podemos notar con facilidad la función emotiva, pues el personaje expresa y da a conocer lo que siente. 
  • “Te escucho pronunciar la palabra ‘desocupado’ y se me pone la piel de gallina.” En este otro ejemplo podemos identificar la función poética, debido a la metáfora presente en él.

Me parece que la escritora Elsa Bornemann (egresada de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires) creó una historia interesante, porque muestra un problema que puede suceder en la vida real. Además, es también interesante considerar que la autora tuvo que meterse en los zapatos de un niño y pensar como tal, ya que, a pesar de ser ella una adulta, su personaje nunca perdió la inocencia infantil en la historia. 

Bornemann, E., “Me hace falta”. Disponible en: http://www.imaginaria.com.ar/06/5/bornemann4.htm

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